“Los alemanes del Volga tenían por tradición fumar en pipa y también utilizaban el rapé. Al respecto tenían algunas prácticas muy particulares: el fumar estaba únicamente reservado a los hombres y rara vez lo hacían en la vía pública. Otra usanza singular era que un hijo, en tanto permanecía soltero, no podía fumar ante su padre. Y entre las mujeres estaba literalmente prohibido. Las pipas usadas por los colonos estaban confeccionadas en madera de ébano, en Rusia, y de guinda, en la Argentina, y poseían algunas características muy llamativas, como: el caño por donde se aspiraba el humo a veces llegaba a tener medio metro de longitud. La parte donde se cargaba el tabaco era de loza y la tapa de metal niquelado. Para las clases más humildes existían las pipas de caño flexible, hechas con trenzas de lonja. A las pipas se las denomina Pfeife y al rapé Schnuptuback”, relata Friedrich Lauer en sus memorias. Pero el uso del tabaco en el mundo también esconde historias interesantes como la que refiere que “el Papa Urbano VIII, prohibió el uso del rapé en las iglesias y que excomulgó, en 1624, a sacerdotes que tomaban rapé mientras decían misa”. Y que “el Gran Duque de Moscovia, en la lejana Rusia zarista, y el Rey de Prusia, condenaron a que se les cortara la nariz a los fumadores, y, bastante más lejos y más violentamente, llegó el Shah de una región de Persia, imponiendo la pena de muerte (cortándoles la cabeza y no la nariz) a aquellos de sus súbditos que usaran el tabaco, en cualquiera de sus formas”.


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